¿De verdad necesitas saberlo?

La noche de la subasta de la celebérrima versión de El Grito de Munch en la casa de Sotheby´s de Nueva York escribí el siguiente tweet: "¡Necesito saber quién ha comprado El Grito!". Un artista que dejaremos en anónimo, con el que mantengo una buena relación digital, me respondió: "Yo no". Y entonces lo pensé. Otra vez la discusión de si esa compra-venta millonaria que se lleva a cabo en las casas de subastas es el Arte, o si el Arte son los paisajes de cualquier estudiante de Bellas Artes o si todo lo es pero en distintas escalas. ¿Vale alguna de ellas más que la otra? No vayan a pensar que hablo de precio. Que sea la obra más cara vendida en subasta en la Historia del Arte importa y a la vez no. El Arte es dinero, por su ausencia o por su despilfarro, y eso nadie puede ignorarlo.


Dicen que quizás haya sido otra vez la familia real de Qatar. Algún multimillonario chino. Alguna vieja riqueza del continente europeo. Sea quien sea, leo las palabras que Munch escribió en el marco de la obra:


"Paseaba por un sendero con dos amigos - el sol se puso - de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio - sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad - mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza."


Y no puedo evitar preguntarme si los jequeses y jequesas y petroleros y dueños de imperios mediáticos y superestrellas del rock han sentido alguna vez ese grito infinito que estalla en tu interior cuando te das cuenta de que el mundo es demasiado grande e inabarcable. Yo si quiero saber quién lo ha comprado. Llaménme cotilla. O curiosa, es lo mismo. Me pregunto si sentirá la ansiedad teñida de sangre y cielo aquel que ahora, sólo ante el mundo, lo esté contemplando.



Comentarios

  1. Yo también lo quiero saber. Este tipo de obras deberían tener acceso público, pero cuando se llegan a estas cotas de dinero, ningún museo del mundo se puede permitir estas adquisiciones... Sólo espero que sea donde sea que acabe decorando, haya algún buen experto-a que vigile su conservación...

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